El autocuidado va más allá de los síntomas menores y de la dispensación de productos



Esta es una de las conclusiones extraídas por farmacéuticos de España, Australia y Brasil que han participado en una mesa para analizar cómo desde la botica se puede trabajar la autonomía del paciente en la gestión de su salud.




La promoción del autocuidado debe incluirse en la práctica del farmacéutico, que está en una situación privilegiada para fomentar la autonomía del paciente para que autogestione su salud y se responsabilice de sus enfermedades. Sin embargo, es necesario que el autocuidado vaya más allá y no esté unido exclusivamente a los síntomas menores sino que se promueva también entre los pacientes con enfermedades crónicas, para evitar complicaciones y una progresión de la patología. Asimismo, es preciso que el autocuidado no esté ligado necesariamente a la venta de producto. Estas son algunas de las conclusiones de la mesa redonda El farmacéutico comunitario y el autocuidado, celebrada este viernes en el marco del congreso Simpodader que se clausura mañana de forma on line.


En esta mesa han participado Shalom Isaac Benrimoj, profesor emérito de la Universidad de Sydney, Australia; Natividad Calvente Cestafe, directora de Innovación, Formación y Relaciones institucionales del Consejo General de Colegios de Farmacéuticos; Denise Funchal Witzel, farmacéutica del Instituto Racine, de Brasil, y Ana Dago Martínez, directora de la Fundación Pharmaceutical Care España. Victoria García Cárdenas, profesora de Phamacy Practice de la Universidad Tecnológica de Sydney, de Australia, ha ejercido de moderadora.


Según Benrimoj, el farmacéutico comunitario "está muy bien situado para fomentar el autocuidado en la población a través de la amplia red de farmacias y tiene muchas oportunidades de integrar el autocuidado en su práctica diaria". Sin embargo, detecta una serie de limitaciones importantes, entre ellas, que no hay formación en el grado, posgrado ni en la formación continuada, "pues los cursos que hay son de solo dos o tres horas y no hay un currículum que cubra los modelos que se deben usar en este área"; las actuaciones centradas en autocuidado que se llevan a cabo en la farmacia comunitaria se basan en el sentido común y en la experiencia propia, pero "no se usan marcos teóricos y estrategias basadas en la evidencia y no hay profundidad en las intervenciones"; la definición de autocuidado se limita solo a indicación y productos OTC; el autocuidado no existe en la política sanitaria en España, y, además, faltan incentivos profesionales y financieros. 


Por otra parte, el profesor de la Universidad de Sidney ve imprescindible "la alfabetización sanitaria de la población", para que entienda los mensajes de autocuidado que se le ofrece. Esto pasa por transmitirle el conocimiento necesario, estimular su salud física, darle herramientas para que pueda resolver sus problemas de salud y monitorizar los síntomas.


A su juicio, es clave generar evidencia sobre las estrategias empleadas en autocuidado.


De la misma opinión es Dago Martínez, quien defiende el papel del farmacéutico en la promoción del autocuidado que debe incluirse en el abordaje integral del paciente. "Esto significa dar al paciente las herramientas necesarias para que pueda autogestionar su salud". 


Para la portavoz del Consejo de COF, el autocuidado es "esa actitud proactiva que el paciente tiene que tener a nivel individual para llevar un estilo de vida que prevenga las complicaciones de sus patologías, por eso no hay que asociarlo solo a los síntomas menores". 


A favor de la labor del farmacéutico, Calvente ha dicho que su actuación "tiene un gran impacto en la salud del paciente y su asesoramiento es captado y seguido hasta en un 98% de los pacientes". 


Una labor primordial

Desde Brasil, la visión es muy similar. En su opinión, "la promoción del autocuidado es una de las más importantes tareas del profesional sanitario, asumiendo que nadie puede realizar el cuidado de la salud de otro si ese otro no quiere hacerlo por sí solo. El autocuidado es desarrollar la autonomía y la confianza suficiente del individuo en relación a su capacidad para realizar tareas que contribuyan al manejo de su condición clínica, sus emociones y problemas de salud".


La ponente ha reconocido lo desafiante que es introducir el autocuidado en las acciones del farmacéutico: "Cuánto tenemos que aprender sobre respetar los valores y creencias y circunstancias en las que viven las personas que atendemos para ayudarles a afrontar y vivir sus condiciones de salud para lograr resultados con el fin de prevenir complicaciones y hacer posible que vivan bien y mejor".


Según la experta, en Brasil tienen los mismos desafíos mencionados por Benrimoj. "Los farmacéuticos prestamos servicios pero no con una metodología, no se miden, hacen muchas cosas pero no tienen los datos para demostrar lo que el Servicio de Salud y el paciente se podrían beneficiar de ellos", ha reconocido. 


Más allá de la indicación

Dago añade que el autocuidado tiene que incluirse en el seguimiento farmacoterapúetico. "El paciente tiene que conocer sus problemas de salud, cómo son los medicamentos que utiliza, para qué sirven, cómo tiene que tomarlos, los efectos secundarios que esos medicamentos pueden causarle y qué tiene que hacer cuando aparecen y dónde ir. Esto va a empoderarle para poder autogestionar su salud. También hay que hablarle de las medidas higiénico dietéticas con las que puede contar para mejorar o prevenir problemas de salud y mejorar su calidad de vida". 


Pero reconoce que al farmacéutico le faltan herramientas y que el farmacéutico lleva años trabajando en este tipo de situaciones, "el problema es que el autocuidado solo se relaciona con la indicación farmacéutica y con la venta de productos OTC, pero hay que aplicar todo el sentido del autocuidado en el abordaje integral del paciente" ha defendido.


La clave está, según Calvente en ofrecer ese autocuidado a través de los servicios profesionales farmacéuticos, que se prestan de forma reglada. De hecho, ha apuntado que hay servicios que están íntimamente ligados al autocuidado, como la adherencia terapéutica. 


“La formación en autocuidado hace sostenible la farmacia”

La FIP señala que el autocuidado debería ser un "pilar de sostenibilidad" en los sistemas de salud

"Desde el autocuidado tenemos que educar para estar preparados ante posibles amenazas sanitarias"

También ha destacado que trabajar el autocuidado es trabajar en la prevención de enfermedades y que se manifiesta en programas de cribados y en la educación sanitaria y en campañas relacionadas con la salud pública.


Por tanto, igual que postula Dago, la portavoz del Consejo General de COF, ha defendido que el autocuidado es mucho más que indicación.


Un problema conceptual

Benrimoj ha puesto sobre la mesa un problema que trasciende a la práctica asistencial y es que se parte de un problema conceptual del autocuidado. "¿Se entiende el autocuidado como un servicio en sí mismo o debe incluirse como parte integrante de todos los servicios profesionales farmacéuticos?", se ha planteado el académico, quien sostiene que en función de si se considera una forma u otra la formación que debe recibir el farmacéutico debe ser distinta.


Para él, lo ideal es que se considere parte de todos los servicios farmacéuticos, aunque él cree que en el grado y en el posgrado no comparten esta posición, lo que impide que al autocuidado se le dé la profundidad que merece.


Dago ha respaldado la postura de Benrimoj, pero para esto el farmacéutico no tiene la formación necesaria. "El farmacéutico está formado en la clínica y la farmacoterapia pero le faltan otras competencias para conseguir un aprendizaje del paciente en autocuidado". En este punto, ha diferenciado informar al paciente de educar. Para lo segundo, ha constatado que el farmacéutico necesita "técnicas de comunicación, conocer los protocolos de aprendizaje y tener nociones de psicología". 


Y añade otro elemento. "Necesitamos programas y estrategias dentro de la farmacia comunitaria pero también fuera, es decir, en el Sistema Nacional de Salud que faciliten el desarrollo del autocuidado".


Integración en el SNS

Funchal planteó al profesor Benrimoj qué le parecería que el farmacéutico comunitario estableciera alianzas con otras instituciones, ya sea la universidad o la administración sanitaria para desarrollar acciones enfocadas al autocuidado, ya que en la farmacia en muchas ocasiones no hay espacio físico para realizarlas.


A esta cuestión el profesor de la Universidad de Sidney respondió que está totalmente a favor de estas alianzas, pero reconoce que son muy difíciles porque "en muy pocos países en el mundo, el farmacéutico comunitario está totalmente integrado en los sistemas públicos de salud. De hecho, la visión mayoritaria que tienen las autoridades de él es que está al frente de un establecimiento de logística". 


Por tanto, cree que habría que cambiar esos sistemas y eso lleva mucho tiempo.


Remuneración

Aunque no se profundizó mucho, porque eso merecería un debaté en sí mismo, los expertos en la mesa hablaron de la necesidad de que al farmacéutico se le remunere por un servicio centrado en el autocuidado. Aunque no llegaron a una conclusión única, en lo que sí han coincidido es que no debe estar sujeto exclusivamente a la venta de un producto. "Se tiene que valorar la situación del paciente, darle consejos sobre medidas higiénico-dietéticas y puede, o no, terminar la intervención con la dispensación de un producto si es que es realmente necesario y le va bien", ha defendido Dago. En su opinión, se puede plantear una remuneración por servicio, porque está claro que si no se paga no se hace.

Este sitio emplea cookies de Google para prestar sus servicios, para personalizar anuncios y para analizar el tráfico. Google recibe información sobre tu uso de este sitio web. Si utilizas este sitio web, se sobreentiende que aceptas el uso de cookies. Más información