El codo de tenista, más allá de la raqueta



La epicondilitis afecta a la cara interna del codo y no es exclusiva de tenistas. Se produce tras realizar movimientos repetitivos y su duración oscila entre ocho días y un año o más.

La epicondilitis o codo de tenista es una inflamación de los tendones de los músculos extensores de la muñeca y de los dedos situados en la cara lateral externa del codo; en concreto, en su inserción en la región ósea conocida como epicóndilo lateral. No hay que confundirlo con el codo de golfista o epitrocleítis, donde el dolor se localiza en la cara interna del codo.

Aparece generalmente por sobrecarga de esos músculos, al realizar “movimientos repetitivos en los que se realiza la extensión de la muñeca y supinación del antebrazo (que hace girar la mano de dentro a fuera) o poner la mano hacia el techo”, explican desde la vocalía nacional de Ortopedia del Consejo General de COF.

Aparece por sobrecarga de músculos extensores de la muñeca, tras realizar movimientos repetitivos

“El codo de tenista es una tendinopatía que se llama así porque se creía que era muy frecuente en tenistas, cuando no lo es tanto. Les afecta a entre un 5% y 10%, y al resto de la población, a entre un 3% y 4%. Por tanto, no es específica de deportistas, sino que afecta a la población en general y, sobre todo, a determinadas profesiones. Es muy frecuente en gente que trabaja mucho con el ordenador, por el manejo del ratón, en jardinería, carpintería, amas de casa…”, explica Miguel Enrique del Valle Soto, catedrático de Medicina de la Universidad de Oviedo y miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Medicina del Deporte (Semed-Femede).

Dentro de los deportistas, esta patología afecta menos a los profesionales, “ya que trabajan de manera específica esos músculos y, si tienen problemas, bajan la intensidad”.

Suele aparecer en mayores de 35 años y tiene asociado factores de riesgo, como la obesidad

Mª Carmen Mijimolle, vocal nacional de Ortopedia del Consejo de COF, señala que “el movimiento de barrer, de arriba a abajo, que realiza personal de limpieza es el mismo del tenista. También es muy frecuente en camareros”.

Factores de riesgo

Esta dolencia suele aparecer en personas a partir de 35 años, y tiene asociado factores de riesgo, como la obesidad. “Algunas estadísticas también apuntan al tabaquismo. La explicación puede ser que que los fumadores crónicos tienen una arteriosclerosis periférica; es decir, el aporte sanguíneo a las regiones periféricas es un poco más bajo, y esa hipovascularización podría causarlo”, matiza.

Puede durar de 8 a 10 días si se trata nada más aparecer o alargarse hasta un año

¿Se puede prevenir la epicondilitis? Del Valle apunta como único método la potenciación de esos músculos e inserciones.

Empleo de la ortopedia

Hay quienes confían en el empleo de productos ortopédicos, como la cincha epicondilítica: “Pero todo depende del tiempo que tarde en utilizarla. Se la tendrá que poner un poco más adelante o más atrás, porque el tendón se va como desgarrando. Es como poner una cejilla en la guitarra: si la parte de delante está afectada, habrá que poner la cincha más abajo”, comenta Mijimolle.

Hay varios productos, aparte de la cincha: “Hay a quien le resulta incómoda, porque no se le agarra bien, y emplea un tipo de codera que tiene una silicona en los laterales y hace un poco de presión”, añade Mijimolle.

Sin embargo, Del Valle considera que estos métodos sirven cuando ya se ha producido la dolencia. “De hecho, se puede ver a algún tenista jugando con productos como bandas”. ¿Qué hace la banda? “Presiona el músculo, con lo que disminuye la tracción sobre la inserción. Eso ayuda, pero esa ayuda debería ser transitoria, en esa época en que estamos sin tratamiento y queremos hacer algo de actividad, pero no debería ser la solución”, argumenta.

El paciente, en la farmacia

¿El paciente que acude a la farmacia va ya con un diagnóstico o hace su primera consulta al farmacéutico? “Hay de todo: muchas veces vienen con un dibujo del producto prescrito y otras el paciente explica su sintomatología. Le recomendamos ir al médico para confirmar el diagnóstico y ver el nivel de patología. Pero sí hacemos recomendaciones, y en cuanto te señalan dónde tienen el dolor, ya sabes a qué zona afecta”, indica Mijimolle.

En todo caso, también se pueden realizar unos ejercicios para salir de dudas, como señala el artículo Epicondilitis y epitrocleítis, publicado por el COF de Vizcaya. Así, se refiere a “comprobar si el dolor aparece o se agrava al presionar la zona y al realizar movimientos de hiperflexión o pronosupinación de la mano contra una resistencia (girar la mano de forma alternativa con la palma hacia arriba y abajo)”.

Expertos desaconsejan infiltrar corticoides por los efectos secundarios y porque degenera más

Mª de los Ángeles Linaza, vocal de Ortopedia del COF de Vizcaya, señala que esta patología “tiene muchas recidivas. Normalmente el paciente ya sabe de qué se trata, porque le ha pasado más veces; así que, simplemente, tocando el punto ya ve las estrellas”.

Del Valle apunta a que muchas veces la epicondilitis aparece en personas que no son activas y que un día realizan mucha actividad, “como, por ejemplo, hacer labores de jardinería, podando. Esa epicondilitis suele ser aguda y se cura fácilmente”, matiza.

Cuándo se transforma de aguda en crónica

Una epicondilitis aguda se transforma en crónica si no se cura. “La aguda suele curarse en 8 o 10 días si la vemos al día siguiente de aparecer. Si es así, la curación es relativamente fácil, y curan la mayoría”, afirma. En cuanto a las crónicas, “no hay un tratamiento estándar. A veces se alarga un año o más”, concreta.

Sobre la posibilidad de tratamientos a seguir, Del Valle asegura que ninguno es perfecto. Sin embargo, comenta que aplicar frío no suele fallar. Por ello, se decanta por la crioterapia y por la aplicación de contrastes frío-calor, “que provocan una vasodilatación; es decir, estimulan la circulación sanguínea de la zona, con lo que están acelerando la regeneración del tejido. Esta medida, además, es gratuita. Con el frío casi siempre acertamos; con el calor, no tanto”.

Fisioterapia y más

A su vez, defiende el empleo de la fisioterapia, “que puede incluir medidas analgésicas y regenerativas. Últimamente se emplean ondas de choque de baja frecuencia, pero hay diferentes tratamientos”.

En cuanto a las infiltraciones con corticoides, lo desaconseja, aunque se prescriben con mucha frecuencia: “El dolor desaparece casi automáticamente, porque es el analgésico y antiinflamatorio más potente que hay en el mercado, pero es matar pulgas a cañonazos. El corticoide no cura, con lo cual el problema sigue y volverá a aparecer de una manera mucho más grave. Ese tejido va a estar mucho más degenerado, porque el corticoide provoca mayor degeneración en el tejido”. Por ello, cree que es un recurso que no debe tomarse a la ligera. A su vez, considera la operación como la última opción a barajar.

Operación e infiltraciones de corticoide, último recurso

La crioterapia o tratamiento con frío es el método más recomendado por Miguel Enrique del Valle Soto, catedrático de Medicina de la Universidad de Oviedo y miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Medicina del Deporte. “Va bien en casi todas las tendinopatías. Es una medida analgésica”, explica, y aboga por los contrastes frío-calor. Del Valle no es partidario de fármacos antiinflamatorios no esteroideos, “no aceleran la curación y tienen efectos secundarios. Antes recomendaría analgésicos”.

También es partidario de la fisioterapia y las infiltraciones con plasma rico en plaquetas (PRP). “La operación es el último recurso”, concluye.

Origen y punto final de la epicondilitis:

CAUSAS: Movimientos repetitivos en los que hay extensión de la muñeca y supinación del antebrazo o poner la mano hacia el techo. Ejemplos: deportes de raqueta, trabajar con máquinas vibratorias, cargar grandes pesos, microrroturas del tendón, luxación o fractura del codo.

TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO: Antiinflamatorios no esteroideos (AINE) por vía oral o tópica. El catedrático Miguel del Valle no los recomienda: “Alivian, no curan. El problema reaparecerá, con tejido más degenerado”. Infiltración de corticoides asociados o no a anestésicos locales, o de plasma rico en plaquetas (PRP).

TRATAMIENTO NO FARMACOLÓGICO: El objetivo es aliviar o eliminar el dolor y la inflamación, masajeando el codo, con fisioterapia, procurando reposo de la articulación y aplicando hielo alrededor de 20 minutos tras realizar la actividad.

TRATAMIENTO NO FARMACOLÓGICO: Cincha para epicondilitis, que ejerce presión sobre el tendón y permite que las fibras del mismo se relajen y no reciban toda la fuerza del músculo. Codera con almohadillas, que ejerce compresión generalizada. Codera con cincha epicondilítica: tiene adherida la cinta epicondilítica, combina el efecto general de la codera y el específico de la cincha.

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