La microbiota facial, marcador para el cuidado personalizado de la piel



Un proyecto español, que cuenta con financiación del Ministerio de Ciencia y de la UE, está inmerso en el estudio de la microbiota facial a través de secuenciación masiva y crear productos a medida.

¿Cosmética universal o cosmética personalizada? Esta es la cuestión. La tendencia en la industria en los últimos años aboga claramente por la segunda opción. Cada persona tiene unas necesidades y unas características que la hacen diferente. Por eso, conseguir un producto que se amolde a todo ello resulta de gran trascendencia. Gracias a los avances en el campo de la genética, cada vez es posible entender mejor cómo los genes y sus mutaciones condicionan las características de cada persona, ayudando en la creación de productos que cumplan mejor con las necesidades de cada individuo.

Sin embargo, cada individuo es algo más que un único organismo. Hasta ahora, la mayoría de las terapias están basadas en el ser humano, mirando el genoma de las personas. Pero sólo el 10% de las células de un cuerpo son humanas, siendo el 90% restante de microorganismos diversos, como bacterias u hongos que cohabitan en él. Se habla, pues, de la microbiota.


La empresa Genocosmetics Lab y el Centro para Ciencias Ómicas (COS), una unidad mixta de titularidad de la Universidad Rovira i Virigili, de Cataluña, gestionada por el centro tecnológico Eurecat, ha puesto en marcha un proyecto para estudiar la microbiota facial a través de secuenciación masiva, con la finalidad de aportar una mayor información para la creación de cosmética personalizada que no tenga en cuenta solo la dotación genética del individuo, sino también el estado de la piel a través de la valoración de la flora cutánea, con la idea de garantizar la eficacia del producto cosmético. Esta iniciativa está financiada por el Ministerio de Ciencia y por la Unión Europea, en el marco de la convocatoria Retos-Colaboración del Programa Estatal de Investigación, Desarrollo e Innovación Orientada a los Retos de la Sociedad.

La genética

“La genética es responsable del 60% del envejecimiento cutáneo. Las exposiciones, factores externos o incluso la dieta condicionan el otro 40. Y quien mejor recoge todas estas variaciones es la microbiota, que es la primera expuesta a los factores nocivos ambientales y se transforma. Analizarla nos puede ofrecer, por tanto, un biomarcador objetivo del estado de la piel que nos ayude a mejorar el cuidado cosmético”, explica a este periódico Miguel Ángel Herranz, director general de Genocosmetics Lab.

Para llevarlo a cabo, este laboratorio y Eruecat están desarrollando los primeros test comerciales que buscan la relación entre la base genética de cada individuo, obtenida mediante paneles de genotipado, con distintas características modulables como es, por ejemplo, la microbiota facial y de esta forma poder crear productos personalizados y medir su efectividad.

Nuria Canela: “A partir de la microbiota podemos conocer cómo actúa una crema y monitorizar cómo evoluciona la piel y si se deben modificar los productos que necesita”

“Gracias al análisis de la microbiota podemos saber el estado actual de la piel de una persona, constituyendo un biomarcador objetivo que nos permitirá monitorizar cómo funciona una crema facial en concreto. Además, esta microbiota también tiene un papel importante en cómo puede absorber sustancias la piel o cómo puede estar asociada a distintas patologías, como la psoriasis o el acné, ya que está muy relacionada con procesos de inflamación y con el sistema inmunológico”, comenta Núria Canela, directora de la Unidad de Ciencias Ómicas de Eurecat.

Moderar efectos a largo plazo

Este proyecto supone un paso más en la personalización de la cosmética. Ya existen productos que tienen en cuenta el genotipo de las personas para ofrecer cremas que sirvan para prevenir y moderar efectos a largo plazo. “Gracias al análisis de los genes y mutaciones que estos tienen podemos saber lo que una persona va a desarrollar a lo largo de su vida. Pero coyunturalmente puede ser que necesite cambios, y estos nos los va a decir la microbiota. La genética nos ofrece una previsión de lo que sucederá, mientras que el análisis de la microbiota nos da una fotografía del momento actual”, comenta Herranz.

En una personalización cosmética solo pensada en base a la genética del individuo crearía productos que no cambiarían a lo largo de su vida. Pero es obvio que la piel va cambiando y teniendo nuevas necesidades, y aquí es donde entra en juego este segundo factor que es la microbiota. “Si tú tienes unas mutaciones las tendrás toda la vida y te pueden predisponer a tener la piel de un tipo o de otro. A partir de la microbiota podemos monitorizar mejor cómo evoluciona esa piel y, entonces, si se deben modificar los productos”, explica Canela.

Aunque desde hace mucho se conocía la existencia de la microbiota, no se estaba teniendo muy en cuenta en el desarrollo de terapias. Esto era debido sobre todo a la imposibilidad técnica que había de poder analizarla de una forma sencilla y asequible. Sin embargo, en los últimos años el desarrollo de técnicas de secuenciación masiva, que permiten analizar en paralelo el ADN de múltiples organismos ha venido a revolucionar todo este campo.

Sin duda en donde más avances se han producido ha sido en la investigación referente a la microbiota intestinal, pues ha ocupado numerosos estudios científicos. Pero esta no es la única; de hecho, existen muchas otras que también tienen una influencia directa en la salud de las personas, cada una con sus propias características que la definen y la hacen única.

El proyecto actual que desarrollan Genocosmetics Lab y COS se ha centrado en la facial por ahora. “La piel es el órgano más extenso del cuerpo humano. Su microbiota no es la misma que puede haber en el colon, el intestino delgado o la boca. Pero tampoco es la misma la que hay en la cara que la que tenemos en las manos o los pies. Sin embargo, una vez que desarrollamos un test para la microbiota facial es cierto que este podría ser fácilmente adaptable a otras partes de la piel”, comenta Canela.


Sobre estas líneas y debajo, imágenes de Genocosmetics Lab, empresa pionera en nuevas tecnologías y conocimiento avanzado de la biotecnología aplicada a la dermatología, cosmética y nutrición.

Según estos expertos, si se llega a entender mejor la microbiota de la piel se podrían desarrollar incluso probióticos y prebióticos que contribuyan a su equilibrio óptimo, como ya los hay para la salud intestinal. “Seguramente, en el ámbito de la piel, también pueden convertirse en un instrumento de acción interesante”, vaticina Herranz.

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