Esto es lo que pasa si se va a la cama sin desmaquillarse



Eccema de contacto, acné de origen cosmético o los conocidos como síndrome de la piel sensible o síndrome de la cara roja son algunos de los trastornos que pueden sugir si no se hace una correcta higiene del rostro.

La recomendación –casi un mantra- de que siempre hay que desmaquillar el rostro antes de dormir no siempre se cumple. Y no hacerlo puede tener importantes consecuencias no sólo para la apariencia de la piel sino también para el buen estado de la misma.

Curiosamente, el contexto de los virales que circulan por las redes sociales permite comprobar de forma testimonial los resultados de saltarse esta premisa del cuidado facial. Uno de los casos que tuvo más repercusión mediática fue el experimento protagonizado por la periodista británica Anna Pursglove, quien publicó en el Daily Mail un más que impactante “antes y después” tras estar 30 días sin desmaquillarse (piel reseca, enrojecida, inflamada y envejecida, entre otros efectos).

Más recientemente varios medios se hicieron eco de la noticia protagonizada por una mujer, la australiana Theresa Lynch, quien había estado a punto de perder la vista tras llevar la friolera de 25 años sin eliminar correctamente la máscara de pestañas.

“Intrusos” infiltrados

Pero, ¿por qué es tan importante respetar este gesto cosmético y hacerlo a diario? Minia Campos, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) y dermatóloga de la Clínica González & Campos, de Madrid, explica el impacto que este hábito tiene sobre el proceso de regeneración cutánea: “La proliferación, maduración y descamación de la epidermis está finamente regulada a nivel celular. El proceso completo de transformación de una célula de la epidermis lleva aproximadamente un mes. El desprendimiento de los corneocitos, que son las células de esa capa, depende del pH de la piel, de la composición de los lípidos y de otros factores. Cualquier alteración del microambiente influye en este proceso de renovación epidérmica. Sustancias de origen exógeno, como el maquillaje, modifican el pH de la capa externa de la piel y la composición de los lípidos, de manera que influyen en las reacciones bioquímicas que llevan a la correcta descamación, pudiendo alterar notablemente este proceso, que es fundamental para lucir una piel de aspecto sano”.

Cuando el desmaquillado no se hace de forma regular o se realiza de manera inadecuada, esta “obstaculización” de la renovación celular puede tener consecuencias a medio y largo plazo, generalmente en forma de diferentes patologías dermatológicas: eccema de contacto, acné de origen cosmético o los conocidos como síndrome de la piel sensible o síndrome de la cara roja, unos cuadros que son crónicos y que en muchas ocasiones tienen difícil tratamiento.

Productos de alto riesgo

“Otra de las consecuencias es que también puede producirse sensibilización a perfumes, conservantes y otras moléculas contenidas en los cosméticos. Estas alergias son irreversibles y pueden afectar a otras zonas fuera de la cara si se contacta con la sustancia involucrada, por ejemplo, un perfume. En caso de desarrollar estas complicaciones, los cosméticos que se utilizan deben ser cuidadosamente seleccionados entre aquellos de alta tolerancia dirigidos a pieles sensibles. Los dermatólogos pueden recomendar los más adecuados a cada paciente”, señala Campos.

Respecto a si hay algún producto de maquillaje que pueda resultar especialmente perjudicial en caso de no eliminarse correcta y completamente, la dermatóloga apunta a dos grupos de cosméticos: “En primer lugar, todos los aplicados alrededor del ojo, por la mayor facilidad que tiene la piel del párpado de desarrollar eccemas (blefaritis de contacto). Además, estos productos están diseñados en muchos casos para resistir a la lágrima, lo que hace que a veces sean difíciles de eliminar con los limpiadores convencionales. En segundo lugar, las bases de maquillaje muy cubrientes o de alto contenido en perfumes, que también tienen mayor riesgo de producir las complicaciones ya señaladas”.

Toallitas desmaquillantes

Una de las alternativas exprés o plan B al que muchas personas recurren cuando la pereza o el cansancio no invitan a hacer una limpieza en condiciones son las toallitas desmaquillantes. Sin embargo, para Minia Campos no son una opción recomendable: “En su composición se detecta una concentración excesivamente alta de perfumes y conservantes. Además, muchas personas tienen la mala costumbre de no aclarar la cara con agua después de utilizarlas, por lo que las moléculas limpiadoras destinadas a eliminar el maquillaje quedan sobre la superficie de la piel y tienen un efecto irritante. Por tanto, no deben utilizarse de forma rutinaria”.

Finalmente, la dermatóloga comenta que en los últimos años se está investigando el efecto negativo de algunos cosméticos para atraer las partículas nocivas de la contaminación urbana y la capacidad de otros para modificar la microbiota de la piel, “unos hallazgos que aportan nuevas razones para desmaquillar y limpiar la piel a diario”.

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