Uno de los colectivos más afectados por el ojo seco son los pacientes con cáncer, ya que los tratamientos oncológicos (quimioterapia, radioterapia, inmunoterapia…) pueden producir efectos adversos en la visión, “por lo que se debe consultar al oftalmólogo antes de iniciar el tratamiento y cada tres meses mientras dure el mismo, para realizar una exploración que permita preparar al sistema ocular con tratamientos específicos que impidan el desarrollo de secuelas a corto y largo plazo”, indica Nelsi Belkis Angomás, responsable del Servicio de Oftalmología del MD Anderson Cancer Center Madrid.
“Cuando hablamos de ojo seco nos referimos a una alteración de la película lagrimal, bien porque su secreción esté disminuida o por el aumento de la evaporación de la lágrima, que acaba causando daños en la superficie ocular y provocando molestias”, explica María Isabel Andrés Martín, vocal de Óptica del Consejo General de COF. “Produce enrojecimiento e inflamación –añade Nelsi Belkis– y, en pacientes oncológicos, problemas visuales importantes como queratitis o disminución de la agudeza visual”.
Es la patología más frecuente en oftalmología (hasta el 30 por ciento de las consultas oftalmológicas) y puede tener causas muy diversas, entre ellas algunos medicamentos antineoplásicos (quimioterapia) y también la radioterapia de cabeza y cuello. Es una de las múltiples reacciones adversas a las que se pueden enfrentar los pacientes oncológicos.
Síntomas
“El principal síntoma es la sensación de cuerpo extraño, como arenilla dentro del ojo, más acusada al levantarse por la mañana y que puede ser muy molesta para el paciente”, afirma Andrés. Pueden estar presentes también el picor y el escozor –sintomatología que pueden confundirse con una conjuntivitis alérgica–, y la sensibilidad a la luz (fotofobia).
El ojo seco produce enrojecimiento e inflamación y en oncológicos, problemas visuales como queratitis o una menor agudeza visual
La prevención del ojo seco en pacientes oncológicos no es fácil, al tratarse de una reacción adversa de la medicación que no afecta a todos los pacientes. “Sí es importante el diagnóstico precoz para que se instaure el tratamiento lo antes posible y evitar así futuras complicaciones, como la queratitis ulcerosa en los casos más graves”, reitera la vocal nacional de Óptica.
Para prevenir este problema, además de utilizar de forma más responsable los dispositivos electrónicos (ordenadores, tabletas y móviles), también puede servir de ayuda la reducción en el uso de la calefacción y de las lentes de contacto. Asímismo, Nelsi Belkis recomienda evitar ambientes excesivamente secos, usar humidificadores en la habitación y prescindir de actividades visuales prolongadas, como pasar mucho tiempo delante del ordenador, la televisión o un libro.
Tratamiento
Las lágrimas artificiales son la primera línea de tratamiento para esta patología. Se trata de soluciones acuosas con humectantes, cuya función es prolongar la permanencia de la lágrima en la superficie del ojo. Las pomadas lipofílicas, por su parte, reducen la evaporación de la película lagrimal y suelen recomendarse por la noche. “Estas formulaciones reducen considerablemente las molestias asociadas al ojo seco y son seguras en pacientes que se encuentran en tratamiento oncológico”, expone Andrés.
Las lágrimas artificiales son la primera línea de tratamiento para estos pacientes y además son seguras para los que siguen en terapia
Según la oftalmóloga del MD Anderson Cancer Center Madrid, se pueden emplear gotas lubricantes con ácido hialurónico, tapones de silicona para ocluir los puntos lagrimales, suero autólogo, medicamentos que ayuden a aumentar la producción de lágrimas y suplementos nutricionales orales (ácidos grasos omega 3).
“Desde la oficina de farmacia –concluye María Isabel Andrés– tenemos la oportunidad de hacer más llevadero el tratamiento a estos pacientes tan vulnerables, como son especialmente los niños y adolescentes. Mediante la dispensación y el consejo farmacéutico constituimos un apoyo incondicional para los pacientes afectados por el cáncer”.