Las propiedades de la Árnica montana



Pedir árnica. Esta expresión, que viene de antiguo, ha dado a conocer popularmente una planta que crece en las regiones montañosas de Europa Central. Pedir árnica significa que, en una situación de lucha o polémica, aceptamos que nos han vencido y pedimos a nuestro contrincante compasión y clemencia para aliviar golpes y heridas. Y es precisamente ahí donde Árnica montana cobra todo su sentido.

Esta planta, también conocida como “tabaco de las montañas”, es muy apreciada porque sus compuestos tienen interesantes propiedades medicinales. Pertenece a la familia de las asteráceas, la misma de plantas también populares como la camomila o la caléndula. Existen hasta 30 variedades de Árnica en las distintas partes del mundo donde crece. Esta especie es muy reconocible por su tallo velludo y de color verde claro, sus hojas bastante gruesas y su enorme flor de color amarillo anaranjado, similar al de una margarita, que además desprende un fuerte aroma.

Árnica montana crece, sobre todo, en las praderas montañosas de países como Francia y Alemania, a más de 800 metros de altitud. En Francia, por ejemplo, es bastante común en los Vosgos, los Alpes, El Jura, El Morvan, las Cevenas y los Pirineos centrales. Y, en Alemania, en las regiones de Baviera y Hesse.

La composición de árnica depende en gran medida de los elementos que se integran en su hábitat como insectos y otros animales, el sol, el ph del suelo… De hecho, la mayor parte de las moléculas que secreta las utiliza para protegerse de animales, bacterias, hongos y también de las radiaciones solares. Su periodo de recolección, regulado por tratarse de una especie protegida, tiene lugar principalmente desde principios de junio hasta finales de julio, cuando la planta está en flor.

Una buena herramienta para el abordaje de distintos síntomas

Los distintos compuestos de Árnica montana convierten a esta planta en una buena herramienta para el abordaje de distintos síntomas. Así, entre sus numerosos componentes; destaca la helenalina3 (lactona sesquiterpénica), que aporta propiedades antiinflamatorias, analgésicas y antiequimóticas, es decir, mejora los cardenales o hematomas.

También conocida como hierba de las caídas, esta denominación hace referencia a sus propiedades terapéuticas4 . Árnica montana se utiliza con frecuencia para aliviar el dolor por traumatismos o golpes; evitar la formación de hematomas o ayudar a eliminarlos; reducir la inflamación y acelerar la recuperación de esguinces, tendinitis o luxaciones. Todas estas propiedades explican que Árnica montana ocupe un lugar de preferencia en los botiquines familiares de millones de hogares en todo el mundo.

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