Sin tratamiento, el pie de atleta puede persistir indefinidamente



La tinea pedis o tiña del pie es también conocida como pie de atleta. Se trata de una enfermedad contagiosa, producida por un grupo de hongos llamados dermatofitos, que se nutren de la queratina. Varias especies producen el pie de atleta, que se debe generalmente al Trichophyton rubrum, Trichophyton interdigitale y Epidermophyton floccosum, según explica Mª Soledad Cuétara, experta en hongos dermatofitos y miembro del Grupo de Estudio de Micología Médica (Gemicomed) de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc).


El contagio se produce por contacto directo cuando la piel sana roza una piel infectada, o por contacto indirecto a través de calzado, alfombras, o cuando se camina con los pies descalzos en suelo contaminado de duchas, saunas y piscinas. La denominación de pie de atleta deriva de la fácil adquisición de la infección entre deportistas que frecuentan gimnasios. Esto se debe a que las esporas del hongo pueden permanecer sobre algunas superficies durante un tiempo si se mantienen las mismas condiciones de calor y humedad. Cuando el hongo encuentra un huésped susceptible "la artrospora se adhiere en un primer momento a la epidermis, después germina y la hifa resultante penetra en la superficie córnea de la piel del nuevo huésped, generando la infección", comenta la especialista. Además, si no se aplica tratamiento, la infección puede persistir de forma indefinida.


La denominación de pie de atleta deriva de la fácil adquisición de la infección entre deportistas que frecuentan gimnasios

La distribución de esta infección es mundial y aunque es una enfermedad contagiosa, no es de declaración obligatoria. "Es una de las infecciones de la piel que motivan mayor número de consultas en dermatología o en atención primaria, en especial durante el verano", señala Cuétara.


Tipos de infección

La tinea pedis puede presentarse de diversas formas. La forma interdigital comienza en el cuarto espacio interdigital aunque posteriormente afectará el resto de los espacios, la planta y el dorso del pie. La infección se acompaña de prurito y la formación de vesículas "con tendencia a romperse, confluir y formar fisuras dolorosas", cuenta Cuétara. Si se da una sobreinfección bacteriana, la especialista explica que se origina el llamado "complejo dermatofítico", caracterizado por mayor maceración y mal olor. 

En la forma plantar de tinea pedis o forma vesicular, aparecen bullas y costras en la superficie plantar, especialmente en el arco y las zonas laterales. "Esta forma clínica impide la marcha por el dolor y prurito", advierte Cuétara y "debe diferenciarse de la psoriasis pusturlar, la dermatitis de contacto y de enfermedades ampollosas".


La forma crónica de tinea pedis, la hiperqueratósica, es la que se observa con más frecuencia, porque sin tratamiento persiste indefinidamente. Cuétara relata que esta infección "se caracteriza por ser pruriginosa, descamativa, seca y con ligero eritema y que se extiende por la superficie plantar y lateral de pie". Al igual que la tinea plantar, debe hacerse un diagnóstico diferencial con dermatitis de contacto, psoriasis, ezcema y queratodermias.


Si se trata de impedir la reinfección el paciente debería mantener una higiene adecuada

En el caso de una tinea pedis interdigital, si es una afectación incipiente o moderada, puede emplearse "un tratamiento antifúngico tópico", sin embargo, en caso de que el tratamiento fallara o que la lesión fuese más grave "sería necesario un antifúngico oral, en cuyo caso sería recomendable la derivación al médico para prevenir efectos secundarios".


Para evitar la transmisión en el entorno del paciente, se deben tomar en cuenta ciertas medidas higiénicas, como lavar la ropa en contacto con la lesión (a 60 grados), desechar el calzado contaminado o emplear productos antifúngicos y limpiar las superficies con desinfectantes como la lejía. Si se trata de impedir la reinfección, además de las pautas anteriores, "el paciente debería mantener una higiene adecuada: evitando caminar descalzo en zonas comunes y asegurándose de mantener los pies secos, haciendo hincapié en los espacios interdigitales", sugiere Cuétara.

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