Dermatitis atópica: consejos para minimizar el picor y los brotes



La dermatitis atópica es una enfermedad que se caracteriza por la sequedad de la piel, la aparición de lesiones de enrojecimiento e inflamación, así como la descamación en placas junto con un intenso picor. El picor o prurito son los problemas principales de esta patología que provoca el rascado del menor o el adulto, iniciando el círculo vicioso de provocar mayor irritación de la piel, agravando las heridas y corriendo el riesgo de una sobreinfección.

La consecuencia es que el 89 por ciento de los pacientes con dermatitis atópica se siente impotentes ante su enfermedad, el 78,4 por ciento irritables por los síntomas, y el 70 por ciento cansados y tristes ante el impacto en su vida, según se recoge en un estudio realizado por la Asociación de Familiares y pacientes de Dermatitis Atópica. Además de que un 81 por ciento se muestra preocupado por su aspecto físico ya que su piel es imperfecta. Estos datos, se recogen en el Estudio Datop sobre la dermatitis atópica desde la perspectiva del paciente realizado a 125 menores y 116 adultos españoles por 30 dermatólogos de diferentes comunidades autónomas de España.

"Les afecta muchísimo en su vida. Primero, por los síntomas, porque la piel les pica, les duele y esto les hace sufrir. Y segundo, el aspecto visible de la enfermedad les estigmatiza y les afecta a la autoestima", explica a CF Antonio. Torrelo, jefe de Dermatología del Hospital Niño Jesús de Madrid. "Además, hay veces que no pueden hacer ciertas actividades porque su piel no se lo permite. Por ejemplo, pueden tener algún tipo de restricción para hacer deporte o ejercicio. Y no poder hacerlo les frustra. Su piel les condiciona la vida". Y según la encuesta, al 80 por ciento de los pacientes les limita el ocio, al 60 por ciento las actividades sociales y al 37 por ciento le hace sentir incómodo en el trabajo o en el colegio.

El impacto es además muy importante en los menores. De hecho, es la enfermedad crónica de la piel más frecuente en niños, quienes suelen tener una media de cinco brotes de los síntomas al año, durando cada uno unos 18 días. "Un niño de ocho o nueve años con este problema en el colegio puede tener sentimientos de inferioridad o de vergüenza. Puede incluso sentir el rechazo por parte de sus compañeros", afirma el especialista.

CONSEGUIR EL CONTROL DE SU PIEL
Los desencadenantes más frecuentes de los brotes, y ante los que los pacientes tienen que estar alertas, son aspectos tan cotidianos de la vida como "los artículos de perfumería y aseo personal, las prendas de vestir, la presencia de ácaros o polvo en el ambiente doméstico, los cambios bruscos de temperatura y el estrés, además de algunos alimentos en aquellas personas que sufren la conocida marcha atópica (dermatitis atópica, alergia alimentaria y rinoconjuntivitis). Por ejemplo, ahora, con la llegada del otoño, el frío y el uso de la calefacción, aumenta la aparición de los brotes en la dermatitis atópica", informa Torrelo.

Las recomendaciones que se deben dar para tener controlada la enfermedad y evitar en la medida de lo posible la aparición de los síntomas incluyen varios aspectos, empezando por la hidratación de la piel y el uso de cremas hidratantes y emolientes. Y es que "la piel atópica es una piel desprotegida, por lo que una higiene e hidratación diaria con productos específicos que disminuyan la posibilidad de sobreinfección es fundamental", señala el experto.

Además, los médicos insisten en la aplicación correcta del tratamiento farmacológico tópico para cuando aparece el brote como de mantenimiento para la inflamación subclínica de la piel, empleo de agentes limpiadores o jabones adecuados y seguir las recomendaciones en la alimentación.

"Es muy importante el tratamiento precoz de los brotes, ya que si se reacciona de forma rápida la evolución es mucho mejor", asevera Torrelo. Sin embargo, confiesa que muchos pacientes a pesar de que tienen brotes tardan mucho en iniciar el tratamiento y eso que con frecuencia saben lo que tienen que hacer. "Creemos que en la dermatitis atópica, como en otras enfermedades crónicas, los pacientes se acostumbran a soportar sus síntomas y tiran la toalla, pensando que no tiene arreglo. Es una sensación de abandono o de padecer una condena". Esto lleva a los especialistas a afirmar que el grado de control actual de la dermatitis atópica es todavía mejorable. "Los pacientes tienen que darse cuenta que necesitamos la colaboración importantísima de ellos mismos para que se consiga el control", asevera el especialista.


DEFECTO EN LA BARRERA CUTÁNEA
Con motivo del Día Mundial de la Dermatitis Atópica, desde la Asociación de Familiares y pacientes de Dermatitis Atópica insisten en que es esencial que se siga investigando en las causas y tratamiento de los síntomas. "Es lo máximo a lo que nosotros podemos aspirar hasta que no se encuentre una cura definitiva", afirma la presidenta de la asociación, Rosana Costales.

En este sentido, se están empezando a vislumbrar alguna de las posibles causas que provocarían la aparición de la dermatitis atópica, como la mutación de un gen importante de la piel, la filagrina. Esta mutación produce alteraciones en la formación de la estructura de la barrera cutánea, de tal manera que se pierde agua a través de la piel alterada y además los irritantes (como el polvo o el sudor o elementos químicos como el níquel o el cromo) pueden traspasar la epidermis y provocar la inflamación de la piel. "Esta mutación provoca un defecto en la barrera de la piel. Esta es la línea de investigación más actual. Aunque todavía va a pasar mucho tiempo hasta que estas investigaciones puedan traducirse en forma de terapias específicas para los pacientes", confirma Torrelo.

Mientras tanto, los especialistas transmiten un mensaje de esperanza: "la dermatitis atópica se puede controlar y se puede tratar. Hay que cuidar la piel ajustándose a las necesidades de cada persona, evitar los desencadenantes, seguir los tratamientos que prescribe el médico y confiar en los expertos", concluye el jefe de Servicio de Dermatología del Hospital Niño Jesús de Madrid.

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