Seis medicamentos que cambian su eficacia según la hora a la que se toman



Alergia

La alergia sucede por una extrema sensibilidad que tenga el organismo ante ciertas sustancias a las cuales el sistema inmunológico responde con un conjunto de alteraciones de carácter respiratorio, nervioso o eruptivo. Los antihistamínicos se recetan a las personas que sufren alergia. Cuando dichos fármacos se toman a las siete de la mañana permanecen activos durante dieciséis horas, mientras que si se ingieren a las siete de la tarde duran en sangre la mitad del tiempo (únicamente siete horas). El mismo efecto sucede con la aspirina: cuando se toma a las siete de la mañana tiene un efecto mucho mayor sobre el dolor, ya que entonces permanece en sangre circulando durante veintidós horas, mientras que si se toma a las siete de la tarde solamente circula diecisiete horas.

Quizá lo haya notado: no es lo mismo tomarse un antigripal por la mañana que por la noche. Hasta ahora era una certeza al nivel de otras como que el tiempo pasa más rápido cuando nos hacemos mayores. Ahora Marta Garaulet , doctora en Farmacia, nutricionista, y máster en Salud Pública por la Universidad de Harvard, le explica en Los relojes de tu vida a qué se debe y detalla la mejor hora para tomarse cada medicamento, en función de la cronobiología, "los cambios que se producen en nuestra fisiología a lo largo de las 24 horas que hay en un día". Y añade: "Hay que considerar tanto el metabolismo del fármaco como los ritmos circadianos del individuo" y hacer que coincidan para conseguir una mayor eficacia.

Son muchos los medicamentos que según la hora a la que se tomen aumentan o disminuyen sus efectos. Garaulet recomienda preguntar siempre al médico o al farmacéutico cuál debe ser la hora exacta de administrar las pastillas necesarias para que se obtenga una mayor eficacia. Aquí le revelamos el horario perfecto para los más comunes.

Acidez

Los ácidos gástricos producen una sensación de ardor y malestar. Esto ocurre cuando el ácido del estómago regresa hacia el esófago. El tratamiento de este malestar es muy importante porque con el transcurso del tiempo el reflujo puede dañar el tubo que transporta la comida de la boca hacia el estómago. Las secreciones son de dos a tres veces más ácidas entre las 10 de la noche y las dos de la madrugada que a cualquier otra hora del día. Garaulet recomienda tomar los medicamentos para tratar la acidez 30 minutos antes de la cena, ya que así se controla la secreción del ácido del estómago tanto después de la comida como durante el período crítico —la noche— cuando la secreción alcanza su punto más alto, por lo que los jugos gástricos tienen menos probabilidades de irritar el esófago.


Hipertensión, infarto o ictus

El infarto ocurre cuando se reduce o se obstruye el flujo sanguíneo a una parte del corazón. De la misma manera, si una parte del cerebro deja de recibir la irrigación suficiente ocurre lo que es reconocido como infarto cerebral o ictus. El riesgo de sufrir estos episodios es un 40% mayor en el período del día comprendido entre las seis de la madrugada y las 12 del mediodía, en concreto. Así pues, lo más importante es que el medicamento que se administra a las personas con este riesgo los proteja por la mañana, por eso para muchos una buena solución es tomar el medicamento por la noche, de modo que alcanzará su pico de eficacia cuando se produzca el aumento de presión a primeras horas de la madrugada.  

Pero, según advierte Garaulet en su libro, hay personas mayores a las que el descenso extremo de presión puede hacerles mucho daño: algo que puede producirse si a la caída de la presión que se produce por la noche de forma natural se añade la de la medicación. Por eso, lo mejor es saber qué tipo de hipertenso se es: dipper, dipper extremo o riser y consultar al cardiólogo la mejor hora para su pastilla.


Asma

Es una enfermedad que hace que las vías respiratorias de hinchen y se estrechen. Esto produce dificultad al respirar, opresión en el pecho y tos. El diámetro de los bronquios y bronquiolos es variable a lo largo del día. Por la noche su calibre es un poco menor, un 8% más estrecho. En las personas que sufren asma se produce el mismo ciclo, pero las diferencias entre el día y la noche son mucho más pronunciadas. En concreto el pico de mayor estrechamiento de las vías aéreas tiene lugar a las cuatro de la madrugada. De hecho, los ataques son de 50 a 100 veces más frecuentes entre esta hora y las seis de la mañana. Los tratamientos para el asma suelen incluir medicamentos que dilatan el bronquio (broncodilatadores) y antiinflamatorios. Aunque estos fármacos son muy eficaces, tienen una vida media muy corta, lo que quiere decir que el beneficio de administrarlos por la noche no cubre todas las horas de mayor factación de la enfermedad, por ello se están investigando continuamente nuevos medicamentos.


Diabetes

La diabetes es una enfermedad en la que los niveles de glucosa (azúcar) en sangre están muy altos. Para regularla y controlar la enfermedad se utiliza insulina, una hormona que ayuda a que la glucosa entre a las células para suministrarles energía. El reloj biológico de nuestro organismo, que se localiza en el cerebro —concretamente en el hipotálamo—, se regula mediante los cambios de luz y se sincroniza con el exterior atendiendo a si es de día o de noche. En esta variación aparecen los llamados genes reloj que se activan o desactivan según la hora del día y dan lugar a proteínas que aceleran o frenan dicho reloj de nuestro cuerpo y que nos ayudan a gestionar los medicamentos que vayamos a tomar. Así pues la insulina a las doce de la noche tiene un efecto sobre la bajada de azúcar en sangre mucho menor que si se pincha la misma dosis por la mañana. A las doce del mediodía es cuando nuestro tejido adiposo presenta una mayor sensibilidad a la acción de la insulina.


Artritis

Existen dos tipos: la reumatoide y la osteoartritis. La primera se produce por un fallo en el sistema inmunitario: cuando funciona mal ataca a nuestros huesos y a nuestras articulaciones. La segunda se debe a una destrucción del cartílago producida por la actividad física realizada en el pasado. Para tratarlas se utilizan medicamentos antiinflamatorios no esteroideos, como el ibuprofeno. Aunque el fármaco es el mismo, la hora de administración difiere según el tipo de artrosis. La persona con artritis reumatoide debe utilizar un medicamento de liberación lenta por la tarde-noche para que persista por la mañana y le ayude a soportar el dolor. Aquellos con osteoartritis deberán tomar el medicamento de cuatro a seis horas antes de sentir el máximo dolor, que suele producirse por la tarde y por la noche, lo que sitúa la hora idónea de la toma del medicamento en torno a las dos o tres de la tarde.

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